He sabido que el Ayuntamiento de Lugo ha concedido la Medalla de Oro de la ciudad al Ilustre Colegio de Abogados de Lugo, como símbolo de reconocimiento y agradecimiento por la aportación de la institución al patrimonio de vuestra ciudad.
Por este motivo, quería trasladarte la cordial enhorabuena del Consejo General de la Abogacía Española, y la mía personal, por este merecido galardón, que supone un motivo de orgullo para quienes apreciamos el trabajo del Colegio de Lugo. Vuestro compromiso con el derecho y la defensa de las libertades, así como la función social trascendental que habéis desarrollado en los últimos 180 años, os hacen dignos merecedores de esta Medalla.